Gibson, originaria de la capital de Tennessee, Nashville, ha negado las acusaciones e incluso ha abierto las puertas a los investigadores para cooperar en la medida de lo posible. Se sospecha que algunas guitarras podrían haber sido fabricadas con madera procedente del rosal de Madagascar, algo que prohibe expresamente la Lacey Act estadounidense -que no permite la importación o expansión de animales y plantas no-nativas que pueden desequilibrar el ecosistema nacional-.
Para los guitarristas, como mi caso, será sin duda una noticia interesante y de la que habrá que estar atentos. Personalmente dudo que una marca con tantos años de historia se haya arriesgado a entrar en terrenos ilegales, y más teniendo en cuenta el daño que puede hacer a su imagen la confirmación de los hechos.
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