El mes pasado, Sam Altman, consejero delegado de OpenAI y rostro del auge de la inteligencia artificial, se sentó frente a los miembros del Congreso para instarles a regular la inteligencia artificial (IA). Mientras los legisladores del subcomité judicial del Senado preguntaban al magnate tecnológico de 38 años sobre la naturaleza de su negocio, Altman argumentó que la industria de la IA podría ser peligrosa y que el gobierno debe intervenir.
"Creo que si esta tecnología sale mal, puede salir bastante mal", dijo Altman. "Queremos hacernos oír al respecto".
La forma en que los gobiernos deben regular la inteligencia artificial es un tema cada vez más urgente en países de todo el mundo, a medida que los avances llegan al gran público y amenazan con poner patas arriba industrias enteras.
La Unión Europea lleva tiempo trabajando en la regulación de esta cuestión. Pero en Estados Unidos, el proceso regulador no ha hecho más que empezar. Los primeros movimientos de los legisladores estadounidenses, según varios expertos en derechos digitales, no inspiraron mucha confianza.
Muchos de los senadores parecían aceptar las ambiciosas predicciones de la industria de la IA como un hecho y confiar en que sus líderes actuaran de buena fe. "Esta es su oportunidad, amigos, de decirnos cómo hacer esto bien", dijo el senador John Kennedy. "Hablen en un inglés sencillo y dígannos qué normas aplicar".
Y gran parte del debate sobre la inteligencia artificial ha girado en torno a preocupaciones futuristas sobre que la tecnología se vuelva sensible y se vuelva contra la humanidad, en lugar del impacto que la IA ya está teniendo: aumentar la vigilancia, intensificar la discriminación, debilitar los derechos laborales y crear desinformación masiva.
Si los legisladores y las agencias gubernamentales repiten los mismos errores que cometieron al intentar regular las plataformas de medios sociales, advierten los expertos, la industria de la IA se afianzará de forma similar en la sociedad con consecuencias potencialmente aún más desastrosas.
"Las empresas que están liderando el rápido desarrollo de los sistemas [de IA] son las mismas empresas tecnológicas que han sido llamadas ante el Congreso por violaciones antimonopolio, por violaciones de la legislación vigente o por daños informativos en la última década", dijo Sarah Myers West, directora gerente del AI Now Institute, una organización de investigación que estudia los impactos sociales de la tecnología. "Esencialmente se les está dando una vía para experimentar en la naturaleza con sistemas que ya sabemos que son capaces de causar un daño generalizado al público".
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