
Finalmente la tarea más pesada tiene un lado bueno. Si alguna vez soñó con tener a una mujer desnuda tumbado en su tabla de planchar, sus sueños pueden hacerse realidad. Y no existe el peligro de que su pareja se ponga celosa, pues probablemente ni siquiera imaginará que posee una funda de éstas. (Bien, en realidad ¿a cuántos hombres conoce que voluntariamente se acerquen a una tabla de planchar?)
Así se enfríe la funda, vuelve todo al estado original, sin ningún tipo de sospecha. Ideal como regalo de cumpleaños, Navidad, Reyes o San Valentín, con garantía de buen humor y originalidad
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